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DOBAO, CONFORMADOR DE DESEOS.

VOLUNTAD y razonamiento. Hacerse a sí mismo, autocrearse como artista calladamente, día a día, en la soledad del taller, ante el volumen pétreo que ha de ser forma ideal, o ante la idea, sólo la idea, que ha de tomar forma, luchando, denodadamente si es preciso, con materiales agresivos, rebeldes, que exigen de la maza, el soldador, la pulidora.

La artesanía, los viejos oficios de cantero o el herrero, con la magia del fuego y esa inasible materia que es la inspiración, el concepto plástico, se concitan, después de razonar largamente.

Muchas horas de ensayos, de bocetos, de trazos espontáneos o insistidos, hasta que lo impreciso van conformándose y exige el granito, el hierro, la más dúctil materia para ser escultura perdurable.

PEDRO DOBAO nos invita, nos obliga, mejor a dialogar con sus obras; al ensalzar lo sencillo, la vieja tradición o el oficio que desaparece en lo que solemos llamar progreso, y que van asentándose aquí y allá, en el jardín recoleto, ante el nuevo barrio urbano recién surgido, en la isleta de una carretera, obligándonos casi a detener el coche para un goce mayor de esas líneas de acero cortén que, como vegetación exótica, se enraízan en la tierra y buscan el cielo en curvas airosas, en ritmos musicales que cantaran en do mayor sostenido.

Geometrías de rectas y curvas. De aristas desafiantes y redondeces tranquilizadoras, para que la familia dialogue, en As Neves, A Guarda, Rivadavia o Vilamartin de Valdeorras. Si el maestro Chillida deseo peinar el viento en San Sebastián,este gallego escueto, que escucha mas que habla, que devora con la mirada a quien con él dialoga, decidió atenazarlo en Carnota, frente a la mar, tan brava con frecuencia. Tal que si quisiera atenuar su rugido poderoso de eterna agonía en la siempre engañosa Costa da Morte.

Quizá sea paradójico hablar de abstracción en la escultura, que al fin es materia enérgica y táctil. Sin embargo, en la obra de DOBAO hay mucho, casi todo de abstracción desde el concepto que del volumen y la materia tiene el artista, incapaz de sujetarse a modos convencionales, aunque de ellos parta, porque es capaz, muy capaz de fundir tradición y modernidad.

Acaece que DOBAO es un inconformista indagador. Un buscador constante de nuevas formas de expresión, asentándose en estéticas clásicas, que van de la forma amarrada, exacta, a la libertad absoluta, para que el hueco, al aire, esa nada que es tanto, se incorpore a sus obras. Así, el ambiente, el paisaje, forma parte de ellas. Que sabiamente inacabadas son sus bien acabadas obras.

Y siempre habrá en cada escultura de DOBAO un aderezo de intimidad, de ternura, sin el cual resultaría incompleta. Y es que el hombre, el talante del artista, se ha vertido a borbotones, en lo que hace, en lo que conforma y doblega o talla.

Retazos de una vida que perdurarán cuando el autor ya no exista; cuando sea polvo. Mas, como quería Quevedo, polvo enamorado de cuanto hizo.

Ahora en este ambiente hermoso, que tiene resonancias bélicas y alientos de pasiones y amores, en este Castillo de Soutomaior, se ofrece la fiesta de la obra de PEDRO DOBAO, ante la piedra añeja y la hierba tierna, que es su propio ambiente, su casa de bien estar.

Francisco Pablos. De la Real Academia de Bellas Artes. ( A.E.C.A.)